Efectivamente, ningún tratamiento dental “es para siempre”. Hay diversos factores que influyen en cuanto al tiempo que duran los tratamientos dentales, como son la higiene oral, accidentes y/o traumatismos, hábitos, etc. Por más perfectos que se hagan en un principio, todos los tratamientos dentales eventualmente “expiran”, si bien un implante puede durar 30 o 40 años (con buen cuidado y hábitos del paciente), la corona o prótesis de ese implante puede durar 5, 10 o 15 años y habrá que cambiarla. Una resina bien colocada, rara vez dura más de 5 o 7 años (puede ser menos, dependiendo de la zona, hábitos parafuncionales, etc.) antes de empezar a presentar desajustes, algunos pueden corregirse simplemente con pulir los bordes y la resina en general y durará unos 4 o 5 años más, pero eventualmente deberá ser cambiada. Esto ocurre con absolutamente todos los tratamientos dentales, desde limpiezas, que deben ser realizadas con frecuencia, restauraciones, prótesis, tratamientos de conducto, etc. Evidentemente, los tratamientos dentales quirúrgicos no entran en esta categoría, si se extrae un diente permanente, no saldrá uno nuevo. Por eso es importante acudir con frecuencia, al menos un par de veces al año al odontólogo para realizar una limpieza dental y mantener en observación los tratamientos realizados anteriormente